Amplitud de miras

Hace pocos días tuve que viajar a Ámsterdam de manera inesperada. Una vez allí, y de forma inesperada también, me reencontré con un amigo al que no veía desde hacía bastantes años.

La suerte quiso brindarme una oportunidad de compartir tiempo con un ciudadano local.De aprender acerca de una sociedad que vive y deja vivir, aunque cada vez más, da síntomas de agotamiento(existe un pequeño discurso anti-inmigración).Y de saber un poco más de su funcionamiento políticosocial y mediático.

Si bien, el principal problema de la política es su poca amplitud de miras, pude comprobar cómo la tarea de los representantes holandeses se desarrollaba dentro de una lógica social aceptable para sus ciudadanos. Aún así, los políticos orange no quedaban exentos de la subyugación de sus acciones a pequeños periodos de tiempo.

Como las legislaturas no duran más de 5 años en la mayoría de los países democráticos, los representantes del pueblo (y digo esto porque en España, la mayoría de las veces no lo parece) no ven más allá de su legislatura y su propio mantenimiento en el poder.

Los problemas a los que se enfrentan los países de cara al futuro, muchas veces no cumplen las previsiones de una legislatura, ni siquiera de dos. Por lo tanto, la política realizada queda a merced de los réditos políticos que se puedan sacar.

Es necesario introducir el concepto de transparencia política real, no tan solo respecto a las personas que la desarrollan, sino también a las acciones realizadas y a la proyección de las mismas. El oscurantismo que envuelve el mundo político y sus derivados parece ser uno de los factores de desapego de la sociedad.

Aunque en menor medida, la ciudadanía no queda exculpada de este empobrecimiento de la política y su amplitud de miras. Según la versión griega de la misma, la política es la participación de la gente en las decisiones que atañen a la polis. Este ya no es el caso. Los ciudadanos apenas sienten que pueden hacer algo delante de los macro-problemas actuales (especulación, pérdida de poder adquisitivo, corrupción…)

El derecho a voto, en este momento no es garantía de cambio alguno, ni de percepción de toma de decisiones, ni de posible participación en las macro-decisiones. El hecho es que, el partido político que gana las elecciones, tiene carta blanca para desarrollar las políticas que quiera, sin apenas contar con los ciudadanos durante el mandato que dura su legislatura.

Así pues, esta desafección retroalimenta al sistema democrático en sentido inverso. La no participación de la gente en la toma de decisiones empobrece el desarrollo de la sociedad, dejándola a merced de unos cuantos usureros del poder, los cuales no ven más allá de su propio interés.

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