
Imaginándome la estampa de los cuatro contertulios en el despacho de Rajoy, todos ellos dejándose arrastrar por sus oscuras ansias de poder, pude visualizar la imagen de un reino en retroceso, donde el rey; debatiéndose entre la vida y la muerte; hace llamar a sus súbditos y al consellere para hablar de como afrontar el presente y exponer el reparto de tierras.
El feudo se hallaba en disputa contra grupos rivales por el control de la región, y durante sus múltiples batallas, el soberano había caído malherido luchando contra su rival. Su situación era difícil, pese a no estar del todo muerto , toda la corte daba por hecho su defunción. Eso le generaba gran ansiedad, debía manifestar su autoridad.
Lo que no sabía el monarca es que sus dos posibles sucesores conspiraban en la sombra. Cada uno por su lado, habían ideado un plan para llevar el reino a lo más alto, con su particular visión y naturalmente, sin contar con el hasta entonces reinante. Incluso el consellere se había aliado con uno de sus vástagos para llevar a cabo un confabulado plan, destinado a convencer al soberano a afrontar la batalla que le llevaría a finalizar su regencia en todo su esplendor. Nada más lejos de la realidad…
Convencido el rey de tal azaña y sin saber el futuro que le esperaba tras la aconsejada contienda, solo quedaba por conocer cuál de los dos elegidos ofrecería una copa de vino con cianuro al otro, y así quedar a la espera de asaltar el trono después de la desaparición del máximo dirigente.
Y por lo que parece, Esperanza parece haber abierto la botella, y aunque solo ha brindado con Acebes, están a la espera de ofrecerle una copa al alcalde. ¿Sabrá Gallardón ser paciente y cambiarle el cáliz a Doña Espe? Y mientras tanto, Rajoy deambula sonriente en un mar de dudas acompañado de su nuevo escudero Pizarro…
-Comparecencia del sr. de los Hilillos (Rajoy) después del altercado en Genova 13